Vestigios humanos de más de siete mil años, indican que aquí vivió una de las tribus más antiguas del continente.
Los terrenos de la actual comuna de Peñalolén, originalmente albergaron a Pikunches y Chiquillanes. Posteriormente, pasaron a ser parte de haciendas pertenecientes a familias aristocráticas que abastecían de alimentos a la zona central de Santiago. A fines del siglo XIX, se creó allí la comuna de Ñuñoa, de la que luego, en 1984, se separó administrativamente la comuna de Peñalolén.
El poblamiento de la actual Peñalolén fue un fenómeno gradual, que comenzó en la década de 1950 con la llegada de algunas familias que venían desde otros sectores de Santiago en búsqueda de una mejor calidad de vida. A mediados del siglo XX, con el auge de la demanda por la vivienda, el territorio se fue poblando y dividiéndose en distintos sectores con identidades propias: La Faena, Lo Hermida, Peñalolén Alto, San Luis de Macul y Nuevo Peñalolén Alto.
Vista de Santiago desde Peñalolén. Alejandro Cicarelli. Óleo sobre tela, 1853. Pinacoteca del Banco de Santiago.
1980
ENTRADA A LA COMUNIDAD
En la primavera de 1980 un grupo de románticxs aristo-hippies irrumpieron en las tierras de la hacienda Lo Hermida, yermas, sin agua y sin servicios básicos de ningún tipo, pero al alcance de sus escuálidos bolsillos veinteañeros.
Sin saberlo estaban fundando el barrio que hoy habitamos: la Comunidad Ecológica de Peñalolén.
Lo que era una huella se transformó en el camino de acceso a la Comunidad… las fotos registran la vista hacia el norte –hoy Antupirén– y hacia el sur del Camino del Sol.
Fotos de Denise Walter.
1980
EL BUEN CAMINO
“Somos una frágil isla de hippies y de huasos tratando de subsistir y coexistir ante el avance desacertado del sistema que se yergue implacable y erróneo a nuestro alrededor”, reza el manifiesto general de 1992.
La foto muestra la huella Las Higuerillas, hoy El Buen Camino. Había que sortear las rocas, hasta que las dinamitaron… “yo las trituro, pero no las saco”, dijo el dinamitador.
Años después, durante la inauguración de la portería, 30 de los 50 habitantes determinaron el nombre de nuestros caminos principales en una votación “con papelito”.
Foto de Denise Walter.
1980
CAMINO DE LUNA
Así era la entrada del Camino de Luna.
A punta de machete fueron abriendo caminos y senderos, levantando sus casas improvisadamente con materiales reciclados, soñando con erigir una utopía al pie de la montaña, lejos de las reglas, el toque de queda, la autoridad intrusiva y el bullicio de la ciudad.
Una década después les fueron poniendo nombre: primero La Luna y Las Estrellas, luego Alejandro Garrós nombró a La Tierra y la familia Illanes pintó de blanco una piedra, lo que le dio el nombre a Piedra Blanca.
Fotos de Denise Walter.