16 de Septiembre de 2025 Comunicaciones Comunidad Ecológica Peñalolén

Plazas comunitarias: encuentros para la solidaridad

En un barrio con una fuerte vocación por la naturaleza, como es la Comunidad Ecológica de Peñalolén, las plazas y espacios de encuentro juegan un papel fundamental. En particular, estos espacios no son meros lugares de paso, sino que representan la esencia misma de la vida comunitaria, la relación con el entorno y el trabajo colaborativo entre vecinas y vecinos.

Partiendo por la más antigua, la ‘Plaza Imaginaria’ con sus juegos de madera hasta otros menos conocidos rincones llenos de vida, haremos un recorrido en el que vamos a descubrir cómo estos lugares fomentan la interacción, el arte, el esparcimiento y el cuidado del medio ambiente.

Plaza Imaginaria

Su nombre parece decirlo todo. Imaginar una plaza, imaginar un espacio para dejarse llevar por la imaginación, por el juego, por la aventura. Es tal vez  la más conocida y concurrida de nuestros espacios comunitarios. Se yergue frente a la curva donde el Camino del Sol y el Buen Camino se fusionan, y es el resultado del tesón y empuje de distintos grupos de vecinas y vecinos, que de a poco durante los años 2007 y 2008 lograron sacarla adelante. Jossie Escárate, una de sus impulsoras, nos comparte una impresión de aquellos años: “luego de una larga vuelta la municipalidad nos transfirió los recursos del fondo concursable para la realización de la plaza… les recordamos que esta fue una iniciativa de un grupo de vecinos/as que idearon el proyecto y quisieron pasar de la imaginación a lo real… la plaza tendrá un mini muro de escalada y un gran juego de madera con columpios, resbalín, puente colgante…”. Otra publicación similar habla de cuatro fines de semana de trabajo que convocó a más de veinte personas para hacer la limpieza, la jardinería, los letreros, los basureros, esparcir el maicillo e instalar un friso de barro que evoca la frase ‘jaivistica’ “de la cordillera al mar”.

Plaza de los Deseos

Ese proyecto parte el 2019 o quizás antes, recuerda Katia Gloger. “Fuimos un grupo bien grande que, tal como pasa con muchas cosas en la Comunidad Ecológica, logramos llegar a concluirlo con mucho amor y paciencia”.  “Fuimos avanzando en varias etapas. Conseguimos los permisos, presentamos propuestas e hicimos varios llamados para concretar las ideas”, agrega. Después, explica, con los presupuestos que tenían avanzamos en una primera etapa, “y nos pilló entre el estallido y la pandemia, pero logramos darle forma al esqueleto de la plaza”. Ubicada en el cruce Camino de la Tierra con el Buen Camino, la plaza todavía mantiene muchos de esos primeros esfuerzos: una especie de cabaña con palitos que armaron las niñas y niños para jugar, las plantas y árboles donados, principalmente las suculentas, y “la parte más importante y final fue el trabajo de Jorge Milosevic y Roque Zerda que con sus manos, y con su experiencia en pircas, construyó un asiento de piedra y una jardinera”. Además de los deseos de armar la plaza, su nombre se liga a una gran roca presente en el lugar, donde las más pequeñas y pequeños se subían, antes de ser una plaza a pedir un deseo. Imaginamos más cosas que siguen pendientes dice Katia: una casita, una banca, un pequeño anfiteatro, un sendero con adoquines y una sutil cara de tortuga en la piedra.

Plaza de la Esperanza

El sábado 11 de septiembre de 2021 se plantaron veinte árboles de siete especies diferentes en el inicio del Sendero Esperanza con Camino de la Tierra. De acuerdo a las actas de aquel año del Equipo Espacios Comunitarios, el acuerdo fue desarrollar una plantación de alta densidad con forma de ‘U’ imitando un bosque Miyawaki, método desarrollado en Japón que  apunta a la creación de pequeños bosques en zonas urbanas o degradadas, con especies nativas, las que -en conjunto- permiten recuperar o reforzar su biodiversidad. Se consideró también, utilizar sistemas de riego con aguas grises existentes en el lugar.  Se realizaron talleres con las y los vecinos, y actividades para preparar el lugar: terracear con troncos y preparar suelo con guano o tierra mejorada, inocular suelo con microbiología y bocashi, además de cobertura con chips. En una de esas reuniones preparatorias se registra que Pablo Cordua donó el espacio disponible para uso de la comunidad y que el nombre del sendero remite al nombre de una ex vecina española que vivió por el sector.

Plaza Niebla

Carlos Tello, integrante del Equipo Espacios Comunitarios recuerda que para el trabajo en el Sendero Niebla se había propuesto instalar juegos infantiles o infraestructura que propiciara manualidades, y la plantación de árboles. En ambos casos era fundamental tener el cuidado de no entorpecer la circulación y los hábitos de uso en el Sendero. Pero, explica, finalmente sólo se realizó la plantación de diez árboles donados por la Corporación Nacional Forestal (CONAF), se utilizó chipeo que se había obtenido ahí mismo, y las vecinas y vecinos acomodaron y ordenaron unas bancas y una mesa que ya existía en esa franja de terreno, asumiendo ellas y ellos el cuidado posterior de las especies plantadas.

Plaza del Sol

Es una de las plazas que recientemente tuvo una minga solidaria por parte de vecinas y vecinos, y es considerada, por el equipo que lo viene desarrollando desde el año 2021, uno de los trabajos más significativos y en pleno desarrollo. Raquel Echenique y Carlos Tello explicaron a El Espino, que la plaza se abordó mediante un diseño participativo, y con autorización de los propietarios de la Parcela 13. Explican que se planificó el espacio en torno a los espinos existentes, incorporando senderos y zonas de juegos. Hasta ahora se han plantado más de cuarenta árboles y arbustos nativos, además de instalar un estanque de agua y un sistema de riego por goteo (aún en proceso), un juego donado por un vecino, un bicicletero y se han delimitado y establecido zonas para las futuras labores.
Explican que en el proceso preliminar se acordó con las y los vecinos, una serie de aspectos para el cuidado del espacio, tanto para aquellos que la usan para fines deportivos, como para aquellos que llevan a sus mascotas o los que lo ven como un espacio de esparcimiento. Ambos destacan que este esfuerzo colectivo, por etapas y sumando siempre a más personas, refleja el compromiso de la comunidad por recuperar, cuidar y proyectar este espacio común, fortaleciendo la vida comunitaria y el vínculo con la naturaleza.

Plaza de los Duendes

“En la esquina de El Buen Camino con La Luna la placita nació de un gesto sencillo: recuperar un espacio y darle cariño a la tierra. Donde antes solo había basuriles, poco a poco fue tomando forma un lugar vivo, lleno de magia y comunidad. Todo empezó cuando vimos que ahí se juntaban niñas, niños, jóvenes y familias a conversar o simplemente esperar; entonces se pusieron dos troncos para sentarse y se decidió darle nueva vida a un árbol seco, que había quedado en pie. Con creatividad y corazón, las niñas y niños  lo adornaron, pintaron y colocaron ventanas de colores, cortinas doradas, soles, flores, lunas y hasta una gran puerta para que entraran los duendes… y también nuestros propios deseos. Se convirtió en un árbol mágico y hasta contábamos cuentos de seres mágicos. Las vecinas y los vecinos también pusieron lo suyo: trajeron esquejes y plantas de sus jardines, y sembraron un pequeño jardín comunitario que hoy florece con diversidad. Con las luces solares que lo iluminan, la plaza comenzó a brillar como un rincón para el encuentro, el juego y el aprendizaje compartido. Así nació un lugar donde se tejen lazos de afecto, donde la naturaleza y la creatividad caminan de la mano, y donde cada día los caminantes encuentran descanso, los vecinos se reencuentran y los sueños, tanto de chicos como de grandes, encuentran espacio para crecer. La Placita de los Duendes nos recuerda que cuando cuidamos la tierra juntos, la magia realmente florece”. Así lo narró la vecina Valeska Leiva.

Plaza de La Huella

“Es una placita de bolsillo para evitar que nos tiren basura y escombros”. Así la describe de manera resumida Karla Mallol, vecina del Camino La Huella (parcelas 8 y 9). Explica que pese a todos los intentos por limpiar y que contaban con Carisson Pierre, “optamos por armar una placita que contó con todo el apoyo de las vecinas y vecinos de ambas parcelas”. En varias jornadas, explica, “limpiamos, plantamos, pusimos tronquitos e hicimos carteles”. No tenían tanta expectativa de la plaza, sólo estaba el interés por mantener el espacio limpio, luchar de esa manera contra los que arrojan basura y desechos domésticos, y “que las personas que caminan por la Comunidad, tanto de subida como de bajada pudieran sentarse un rato a descansar, bajo la sombra de los árboles grandes que ahí han existido desde hace mucho tiempo”.
Mallol siente que la placita ha cumplido su objetivo, “ya no tiran escombros y la gente se sienta, hace un alto y sigue su caminar”.

Plaza del Buen Amigo

“La idea de la plaza surge con la crianza de mi hijo pequeño. Necesitábamos salir a caminar, a pasear en las tardes, y generar actividades, y acá en Las Estrellas empezamos a descubrir que no había lugares cerca. La idea era tener un lugar donde ir y entretenerse un ratito”. Así lo narra Pía Waidele, una de las impulsoras de la plaza. Explica que “naturalmente las niñas y los niños jugaban en un muro de piedras en Las Estrellas con El Buen Camino, pero era muy árido y caluroso”. Añade que el lugar se fue transformando en un punto de encuentro para actividades y ceremonias de la Comunidad, y que además es la puerta de entrada para la caminata que uno hace hacia los cerros. El paso natural fue transformarlo en una plaza, y para eso -señala- se contó con las ganas y energías de muchas vecinas y vecinos. Después agarró vuelo solo: siembra inicial, donaciones, aportes de las directivas de las juntas de vecinos, rifas para generar recursos, plantaciones de árboles. Y el nombre, explica Pía, lo resume todo muy bien, es un lugar de encuentro para que las niñas y niños, los  jóvenes y los adultos puedan generar buena amistad, buen encuentro. El recuperarlo plantando árboles, concluye, nos indica que no solo son importantes las relaciones entre humanos, sino que con todo lo que habita en estos espacios.

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