17 de Febrero de 2020 Comunicaciones Comunidad Ecológica Peñalolén

Sequía afecta a vecinas y vecinos de la Comunidad Ecológica de Peñalolén

En medio de caminos de tierra, casas de adobe y árboles cada vez menos frondosos, la Comunidad Ecológica de Peñalolén sobrevive tras más de treinta años de existencia. Ese grupo de parcelas en medio de la ciudad, que se ha hecho conocida por albergar a actores como Héctor Noguera (quien tiene su teatro allí), Francisco Reyes y Malucha Pinto o el jazzista Cristián Cuturrufo, enfrenta su momento más difícil, que amenaza su forma de vida ligada a la tierra y a la naturaleza.

El cambio climático y la escasez de agua les golpeó más duro que al resto de las santiaguinos. Es que tienen su propio sistema de agua potable, desconectado de la red de Aguas Andinas, el que ya no da abasto para toda su población. “Es tanta la cantidad de agua que se está necesitando, que el apoyo que se ha conseguido con camiones aljibes no alcanza a solucionar el problema”, dijo Juan Carlos Cuchacovic, vocero de la junta de vecinos de la comunidad.

El sistema que tienen es una red de mangueras negras -creada por ellos mismos- que distribuye el agua a todos los residentes. Según Roberto Fuentes, vecino de la comunidad, “el mantenimiento (de la red) lo ven los mismos vecinos que la armaron, pero ahora que somos tantos, esta red quedó obsoleta”. El hecho de que los vecinos hayan tenido que hacer esta red, tiene que ver con que la empresa sanitaria capitalina no quiso hacerles cañerías producto de su modelo inmobiliario.

Conforme a su página oficial, la Comunidad Ecológica de Peñalolén está formada por “copropietarios organizados en veintidós parcelas en régimen contractual”. Esto consiste en que cada socio de la comunidad es dueño de un porcentaje específico de ella, y en función al porcentaje que han comprado es el tamaño de su parcela y la cantidad de derechos de agua que tengan. O sea, no son dueños de su terreno, sino que son parte de la sociedad total. “Por ejemplo, si compras un 2% de la parcela (superficie total de la comunidad), tienes un 2% de derechos de agua”, cuenta Fuentes. La comunidad total tiene el 12% de los derechos de agua de la Quebrada de Macul. Esto ha provocado que solo las 22 parcelas originales tengan un rol único tributario, por lo que las demás divisiones, al ser irregulares, quedan sin oportunidad de acceder a agua potable.

No queda otra que negociar

Actualmente viven allí unas seiscientas familias, dos mil uinientas personas. “Nuestra comunidad tiene una situación económica muy diversa”, comentó una vecina del lugar. Claro, no todos son artistas, empresarios o ejecutivos de empresas exitosos.

Roxana Rodríguez es de la Comunidad Ecológica de Santa Sofía de Lo Cañas, que atraviesa por una situación parecida de crisis hídrica. Pero a diferencia de Peñalolen, en Lo Cañas la razón de no tener agua potable no pasa por la estructura legal de su loteo, pues son un condominio de parcelas. El problema es de distancia, pues supone una mayor inversión en redes y un costo de instalación mayor.

Rodríguez conoce la realidad de los vecinos de la comunidad de Peñalolén. De hecho, les ha ofrecido los servicios de un camión aljibe: “Hay gente que tiene piscinas grandes y puede comprar agua, y hay gente que no tiene agua ni para lavar la loza, ni para ducharse”.

Como solución rápida, los vecinos de Peñalolén más afectados por la escasez han debido comprarle agua a estos camiones, que normalmente pasan tres veces al día. Pero son caros. “Están cobrando una barbaridad, $8.000 (el metro cúbico) cuando en rigor esa agua cuesta $300”, reclama Cuchacovic.

Pero a la comunidad de Peñalolén no le ha quedado más remedio que negociar con Aguas Andinas para resolver su sequía. La independencia que habían tenido todos estos años llega a su fin.

“La oportunidad de conectarse con Aguas Andinas es la posibilidad más segura, pero el proceso es muy lento, y frente a la crisis que estamos viviendo, deberíamos llegar a un acuerdo mucho más rápido”, advierte Cuchacovic, “esta crisis se va a sentir más fuerte entre marzo y abril, ya que estas cuencas se mantienen en esa época por pequeños glaciares, y si el caudal ya es bajo, en esos meses será peor”.

*Artículo publicado originalmente en Emol

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